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Vio Dios que su creación era muy buena

“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del día sexto” Génesis 1:31

El primer capítulo del libro de Génesis nos habla acerca del maravilloso acto creador de Dios en el planeta tierra y su agrado al ver la obra terminada; de este relato de los orígenes de la historia humana también podemos entender que Dios puso su creación bajo nuestro dominio o responsabilidad con el fin de cuidarla, protegerla y hacer uso de ella. Sin embargo, del contexto de los Salmos podemos comprender que el planeta no es propiedad de individuos o naciones, sino que le pertenece en plenitud al Señor “De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan” (Salmo.24:1), por tanto, no somos más que mayordomos o administradores de la obra de Dios en el mundo.

Pensando en el Génesis, nos cuesta entender entonces cómo la humanidad se desentendió del mandato inicial recibido, teniendo en la actualidad que asumir las consecuencias de esta omisión haciendo frente a la más grave crisis ecológica y climática contemporánea, derivada del deterioro medioambiental por acción directa del ser humano. Esta crisis no sólo tiene implicancias medioambientales, sino que además éticas y teológicas, debido a que está poniendo en riesgo la supervivencia de toda la creación de Dios, incluida nuestra especie humana.

Al respecto, Jürgen Moltmann, uno de los grandes teólogos protestantes contemporáneos, en su obra “Dios en la Creación”, responde a la pregunta ¿cuál es la relación existente entre la fe cristiana y la depredación y destrucción de la creación de Dios?; señalando muy certeramente lo siguiente: “La llamada crisis del medio ambiente no es sólo una crisis del entorno natural del hombre. Es una crisis del hombre mismo. Es una crisis global, irreversible, de la vida de este planeta; una crisis a la que cuadra perfectamente el calificativo de apocalíptica. No es una crisis pasajera, sino, según todos los indicios, es el comienzo de la lucha por la supervivencia de la creación en esta tierra”.[1]

Si nos detenemos a analizar los efectos de esta crisis, el panorama es desolador, a modo de ejemplo podemos observar algunos de sus orígenes y consecuencias, las cuales son multifactoriales y estrechamente relacionadas, al punto de hacer difícil identificar si son la causa o el efecto de la debacle medioambiental:

Explosión demográfica: Las proyecciones indican que para el año 2030 seremos 8.600 millones de habitantes sobre la tierra[2]; y según estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en la actualidad existen ya 2.000 millones de personas con serias deficiencias nutricionales[3].

Deforestación y Desertificación: Según estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), un cuarto de la masa terrestre, equivalente a 3.600 millones de hectáreas, está cubierto por desiertos y dunas en movimiento, amenazando la subsistencia de 1.000 millones de personas en el mundo[4].

Pérdida de la Biodiversidad: Actualmente en el mundo existen 26.500 especies en peligro de extinción, y muchas otras ya extintas de las cuales se ha perdido su patrimonio genético sin ninguna capacidad de recuperación[5].

Cambio Climático: De acuerdo a la estimación del Quinto Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)[6], el aumento en la temperatura global en superficie producirá eventos catastróficos e irreversibles para el medioambiente tales como extinciones de especies, inseguridad alimentaria mundial y regional, limitaciones para actividades humanas normales, incapacidad de adaptación, deshielos y derretimiento de glaciares, inundaciones de vastas zonas, entre otras.

Contaminación Medioambiental: es la que se produce principalmente por causas antropogénicas, es decir, la generada por el hombre en sus múltiples actividades domésticas, productivas, industriales, comerciales, de transporte, etc; las cuales incorporan al ambiente agentes biológicos, físicos o químicos, nocivos para la salud de los seres vivos, como por ejemplo la “lluvia ácida”, la cual se genera por las emisiones de óxidos de nitrógeno y de azufre procedentes de plantas industriales, que al mezclarse con agua se transforman en ácido nítrico, sulfúrico y sulfuroso; los cuales terminan destruyendo la flora y fauna terrestre y marina. También es tremendamente relevante hoy la acumulación de desechos plásticos que no sólo destruyen los ecosistemas marinos y terrestres, sino que además, bajo la forma de micropartículas, se integran al cuerpo humano a través del agua y los alimentos generando un riesgo difícil de dimensionar en la salud humana.

Las preguntas que podemos hacernos entonces son ¿estamos a tiempo de revertir esta preocupante crisis medioambiental global?, y ¿qué rol le corresponde a la Iglesia de Cristo en la preservación del planeta y de la vida sobre la tierra? Como cristianos necesitamos reconocer y asumir nuestra responsabilidad ética y bíblico-teológica en la debacle ecológica que vive el planeta actualmente. Este cambio de paradigma es tan urgente y radical, que, de no corregir la mirada, la Iglesia cristiana seguirá manteniéndose al margen de la búsqueda de soluciones que podrían asegurar la sobrevivencia de la creación de Dios sobre la tierra.

En los próximos artículos intentaremos analizar el problema en perspectiva bíblica, histórica y científica, para asumir nuestra responsabilidad como cristianos y aportar en la búsqueda de soluciones contextuales, para cumplir con el mandato inicial que dio Dios al ser humano, de ser administradores y guardadores de la maravillosa creación que puso bajo nuestro cuidado: “Y los bendijo Dios y les dijo: Fructifiquen y multiplíquense; y llenen la tierra y adminístrenla” (Génesis 1:28).

Freddy Paredes
Pastor Iglesia CEBAP
Docente Seminario Teológico Bautista
Formación en Ciencias, Agronomía y Teología


[1] Jürgen Moltmann, Dios en la creación, (Salamanca: Sígueme S A, 1987)

[2] Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. https://www.un.org/development/desa/es/news/population/world-population-prospects-2017.html.

[3] FAO, The future of food and agriculture, Alternative pathwayse to 2050 (Roma: FAO 2018)

[4] PNUMA. Noticias ONU. Junio de 2010. https://news.un.org/es/story/2010/06/1194191

[5] IUCN. The IUCN Red List of Threatened Species. https://www.iucnredlist.org/es/.

[6] IPCC. Resumen para responsables de políticas. Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, (Cambridge: Cambridge University Press, 2014)

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